Pase lo que pase nunca hay que perder la capacidad de divertirse y de reírse de sí mismo. De nada sirve frustrarse con querer lo que no se tiene, hay que aceptar la situación que nos toca vivir y aprender a disfrutarla.
Si la persona pierde la capacidad de divertirse, perderá el entusiasmo de vivir.
El ZEN promulga que debemos aprender a ser menos serios y soltarnos.
Ser capaces de reírnos de nosotros mismos. El humor está estrechamente relacionado con el ingenio.
¡Para reírnos de nosotros mismos es necesario dejar a un lado el orgullo y el ego!